El que una obra de Arquitectura resista al paso del tiempo, es decir, se vea impoluta conforme los años le caen encima, es realmente difícil. Podría perder el brillo en el color o firmeza en la estructura. Es por ello que el trabajo de Tadao Ando es una verdadera hazaña; mi favorita en particular: la Iglesia de la Luz.
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ABRAHAM CABABIE DANIEL. FOTOLA IGLESIA DE LA LUZ
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Esta obra la podrás encontrar en Osaka, Japón, en una pequeña población a las afueras, para ser más exacto. El punto anterior le da una mayor valía dado que comúnmente, por cultura, se procuran mucho más los templos orientales. Además, no luce como cualquiera de las iglesias católicas de nuestro país; ni siquiera del continente.
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ABRAHAM CABABIE DANIEL. FOTOLA IGLESIA DE LA LUZ
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Esta iglesia se empezó a construir en 1989, como un reemplazo de una antigua iglesia. Al principio era solamente una renovación, pero rápidamente se convirtió en algo más. Desde el diseño y el significado no expreso en el que no se denota, en apariencia, la espiritualidad.
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ABRAHAM CABABIE DANIEL. FOTOLA IGLESIA DE LA LUZ
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Con sólo entrar te puedes dar cuenta de que hay un claro juego entre la luz y la sombra; aunque discreto, el movimiento se contrapone con la pasividad; así como el espacio del que se dispone y el que está dispuesto para los ornamentos.
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ABRAHAM CABABIE DANIEL. FOTOLA IGLESIA DE LA LUZ
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El sentido de luz va más allá de colocar algunas ventanas. Éstas son largas ranuras que además de iluminar se convierten en un elemento compositivo. En palabras más simples, algunas de ellas dan forma a cruces en las paredes que cuando el Sol pega de cierta forma, a ciertas horas, se ilumina de forma increíble.
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ABRAHAM CABABIE DANIEL. FOTOLA IGLESIA DE LA LUZ
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Este es un gran bloque de hormigón como si fuera una sola pieza. Los asientos, si bien son largos como los que acostumbramos a ver, son menos llamativos, conservando el equilibrio y la ecuanimidad que se ve desde el exterior, con la larga cruz en una de las esquinas superiores.